martes, 10 de mayo de 2011

Amor eterno

- Nos conocimos siendo tan solo unos niños ¿te acuerdas? Yo jamás podré olvidarlo, fue el mejor día de mi vida. Te vi sonreír y creí haber descubierto un tesoro mucho más valioso que todo el oro del mundo tras tus labios. Me quedé inmóvil cuando me miraste con aquellos ojos, hasta el sol los envidiaba por brillar más que él. Intenté acercarme con torpeza y tropecé, te acercaste y me tendiste tu mano, parecía tan delicada que me daba miedo tocarla y que se rompiera. Me preguntaste si estaba bien y tu voz me cautivó "Sí, ahora sí" contesté. Desde aquel momento supe que jamás podría separarme de ti y cogí tu mano para jamás volver a soltarla. Quise agradecerte haber podido conocerte y te regalé un anillo de plástico que había conseguido en una de aquellas bolas de las sala de recreativos, me arrodillé y te prometí que algún día nos casaríamos, dándote nuestro primer beso. Hoy quiero hacer honor a mi palabra – Se arrodilló como hizo la primera vez y abrió una cajita de cuero que escondía un anillo idéntico al de cuando eran niños, pero esta vez no era de plastico. - ¿Quieres casarte conmigo? – Una lágrima recorrió sus mejillas y tras un eterno segundo, dijo:
- Sí, quiero.

No hay comentarios:

Publicar un comentario